Interesante descubrimiento en asteroide Bennu
La misión OSIRIS-REx de la NASA ha revelado descubrimientos fundamentales sobre los orígenes de la vida en nuestro sistema solar. La nave espacial recolectó y devolvió muestras del asteroide cercano a la Tierra, Bennu, que contienen moléculas orgánicas esenciales para la vida. Estos hallazgos sugieren que las condiciones necesarias para la aparición de la vida estaban ampliamente distribuidas en el sistema solar temprano, lo que aumenta la posibilidad de que la vida haya podido desarrollarse en otros planetas y lunas.
Crédito: NASA/James Tralie
El análisis detallado de las muestras de Bennu mostró la presencia de los cinco nucleobases que componen el ADN y el ARN: adenina, guanina, citosina, timina y uracilo. Además, los científicos identificaron 14 de los 20 aminoácidos que los seres vivos utilizan para formar proteínas. La detección de estos compuestos orgánicos complejos refuerza la teoría de que asteroides como Bennu podrían haber entregado los ingredientes esenciales para la vida en la Tierra, ya sea mediante procesos químicos paralelos o por impactos directos.
Las muestras también contenían rastros de salmuera y varios minerales, incluyendo carbonato de sodio, lo que indica la evaporación de agua en el pasado. Esto sugiere que el cuerpo parental de Bennu albergó agua líquida en algún momento, creando un entorno salino propicio para la formación de compuestos orgánicos. La composición química de estos minerales es similar a la de antiguos lechos lacustres secos en la Tierra, como el lago Searles en el desierto de Mojave, California.
Se detectaron altas concentraciones de amoníaco en las muestras, lo que indica que estos materiales probablemente se formaron en las regiones más frías del sistema solar, lejos del Sol. El amoníaco es una sustancia volátil y su presencia sugiere que el cuerpo parental de Bennu se originó en un ambiente frío donde el hielo de amoníaco era estable. Este hallazgo implica que los bloques de construcción de la vida podrían estar presentes en otros cuerpos helados del sistema solar exterior, como Encélado, la luna de Saturno, o Ceres, el planeta enano.
A pesar de la presencia de estos ingredientes esenciales para la vida, en Bennu no se desarrolló ninguna forma de vida. Los investigadores están explorando qué factores tenía la Tierra que Bennu no, como una atmósfera estable, temperaturas adecuadas u otros componentes químicos adicionales necesarios para la evolución biológica. Comprender estas diferencias es clave para explicar cómo surgió la vida en nuestro planeta.
La misión OSIRIS-REx ha proporcionado a los científicos un valioso conjunto de material extraterrestre prístino. Hasta el momento, solo se ha analizado el 25% de la muestra de Bennu, mientras que el resto se conservará para futuras investigaciones. A medida que avanzan las técnicas analíticas, estas muestras podrían revelar aún más información sobre los procesos químicos que permitieron la vida en el sistema solar, convirtiéndose en un "regalo que sigue dando" a la comunidad científica.